¿Por qué se nos hace tan fácil el chisme? ¿Y tan difícil el cumplir una instrucción?
Es tan fácil el que nos agraden las cosas del mundo y tan difícil las de Dios ¿Por qué?
La respuesta es sencilla. Y es porque nacemos en el mundo y si permanecemos en el sin buscar y anhelar las enseñanzas de nuestro Padre que está en el cielo, siempre va a existir ese amor por lo inmundo: la perversidad, el chisme, la arrogancia, la vanidad… en fin todo aquello que no es agradable a Dios.
Una de las tantas cosas que aborrece Dios es la lengua mentirosa. Podría parecer tan sencillo, pero lo cierto es que esta es una de las cosas que en su palabra el Señor nos invita a apartar de nuestras vidas.
Hay una palabra que me encanta y está en Proverbios 13:3 y dice: “El que guarda su boca guarda su alma, mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad”.
Qué hermoso es guardar nuestra alma, y cuantas veces la dejamos al desnudo, la enlodamos por el desenfreno de estar en chismes y en murmuraciones. En ocasiones, porque otros nos incitan a hacerlo, pero muchas veces por nosotros mismos.
Quizás no exista ninguna intención de maldad en hacerlo, pero con ello estamos dejando a otros mal parados, pero lo principal es que no estamos siendo fieles a Dios y a su palabra. Y probablemente para quienes no tengan temor* de Dios, lo expresado aquí no tengan ningún sentido. Sin embargo, todos sabemos las consecuencias que trae cuando hablamos mal de alguien, viene la enemistad, las rencillas, la desconfianza y se crean un sinnúmero de antivalores que no deberían ser.
Pensar lo que saldrá de nuestros labios antes de expresarlo, es un ejercicio que deberíamos practicar todos los días, porque precisamente como no somos seres perfectos vivimos cometiendo errores y muchas veces queremos retractarnos o excusarnos ya cuando hemos destrozado el corazón de alguien, pero debemos crecer.
Que cada día nuestra boca sea alimentada con palabras limpias y que nuestros pensamientos se nutran de amor, generosidad, sinceridad, bondad, para no caer en la mentira y en el menosprecio de nuestro propio ser.
“Hay oro y multitud de piedras preciosas; mas los labios prudentes son joya preciosa” (Proverbios 20:15)
Que gran valor hay en nuestros labios, comencemos a cuidarlos y a guardarlos siendo prudentes.
Dios bendiga.
CG
* La frase “el temor de Dios” no significa miedo o terror. Significa “una buena relación con Dios”, basada en la reverencia y el respeto por él y sus mandamientos.
3 comentarios:
Sabes lo peor es que ya lo sabemos y seguimos haciendolo como si fuera un buen habito como escribes aveces sin mala intencion..pero de que sirve estar comiendo projimo (como dice en Mexico).. si no trae nada constructivo a tu vida y hasta te puede meter en problemas...mas sabias no pueden ser tus palabras...gracias por recordarmelo..
Y gracias a ti, por siempre estar al tanto de esta casita. Un abrazo!
De eso hablaba yo de manera parecida en uno de mis últimos posts, sobre el ser prudentes al hablar.
Lamentablemente la naturaleza pecaminosa nos inclina más al bien que al mal, es algo triste pero es una de las tantas consecuencias del pecado, ahora cuando tenemos La Mente de Cristo (1 Corintios 2:16) entonces vemos la vida desde otra perspectiva y por supuesto que cambia nuestra manera de hablar.
Bendiciones
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