Un día desperté y puede ver muchas cosas que me asombraron, muchas alrededor de mí y otras en mi propio ser.
Pude entender lo fácil que es caer y lo difícil que es levantarse cuando no hay dirección, cuando nos disponemos a caminar sin rumbo o siguiendo nuestro hermoso pero engañoso corazón…
Y entonces me pregunté: ¿Por qué me empeño en seguir al mundo? ¿Por qué tengo que complacerlo? ¿A caso no tengo identidad? ¿Por qué me olvido de mí? ¿Por qué no hago algo por mí?
Había una necesidad de experimentar la plenitud de mi ser, pero no me di cuenta ni lo entendí hasta que tomé la más hermosa decisión de aceptar en mi vida a Jesús.
Y desde ese momento todo en mi vida cambió, pude experimentar una felicidad, una paz y un gozo increíble, que solo se puede sentir cuando vivimos esta hermosa experiencia.
Hay muchos que aún no comprenden, otros sin embargo lo han podido notar y han visto como Dios se ha manifestado grandemente en mi vida. Y ahora del lado que me encuentro, del lado donde hay vida, puedo decir que el Todopoderoso transforma y lo hace de una manera tan especial, que la grandeza de su amor la puedo sentir y disfrutar a plenitud.
Por eso cada día le agradezco todo lo que ha hecho por mí, por lo que sigue haciendo en mi vida y por todo lo que hará, porque en él no hay límites.
Y ahora entiendo el por qué no debo limitar mis sueños, ni poner a menos mi capacidad, porque tengo el mejor guía, el creador del cielo y de la tierra, entonces no puedo esperar menos, porque en él está la fuente de la vida, y en su luz podemos ver la luz.
Que nunca sea tarde para ti despertar,
Dios te bendiga siempre.
CG