Si me preguntaran que por qué te amo, podría decir muchas cosas, pero la más importante es, que has transformado de una forma muy especial mi existencia en esta tierra.
Y es que desde el momento en que me diste nueva vida, grandes bendiciones derramaste sobre mí: has moldeado mi carácter, me has dado una paz que nunca antes creí podría sentir, has alivianado mis cargas, has aplacado mis temores y miedos, y le has dado alas a mis sueños, porque en mi esfuerzo y en tu grandeza todo lo puedo lograr.
Hoy solo quiero amarte, llenarme de ti Señor cada día, serte fiel, y disfrutar de tu inmenso amor que llena mi alma de gozo, felicidad, vida y esperanza. Y que aún en las pruebas, yo pueda darte las gracias, bendecirte y alabar tu santo nombre, confiada en las promesas que me has dado.
Solo te pido amado Padre, que mis pies nunca se aparten de tu camino, y que cada nuevo amanecer pueda crecer en ti y en tu palabra, que es alimento de vida para todos aquellos que en ti creen.
Gracias por ser mi sustento y refugio, gracias por tu protección y cuidado, gracias por tu amor y misericordia, gracias por tu justicia y bondad, manifestadas con abundancia en mi vida. Y es que tu amor no tiene fin, ni se han agotado tus bondades, por eso en ti confío Dios. Gracias por llenar mi alma de ti. Tú lo eres todo para mí.
CG
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