Sin temor a equivocarme, creo que toda mujer desde muy joven sueña casarse con un hombre que la trate como una princesa. Y definitivamente así debe ser, ya que hemos sido creadas como parte del plan perfecto de Dios, para colorear un mundo donde cada acción y cada palabra cobren vida a través de la mirada y la sonrisa de una mujer.
Somos seres humanos valiosos, que cada día debemos esforzarnos en construir nuestro presente y futuro por el porvenir de aquellos que formaran parte de ese regalo que nos brinda Dios, que es la familia, integrada además de nosotras por el esposo y los hijos.
Ciertamente, anhelamos un buen hombre para formar esa familia, que sea digno y merecedor de nuestro amor. ¿Pero que estamos dispuestas a ofrecerle nosotras?
Hay una escritura que me encanta, se encuentra en Proverbios capitulo 31, y se titula “Elogio de la mujer virtuosa”. En resumen, trata del esfuerzo y dedicación que cada día pone esa mujer virtuosa en su hogar, haciendo posible que a su familia nunca le falta nada, porque todo lo tiene bajo control, su familia no tiene por qué temer, y el corazón de su marido está en ella siempre confiado.
¿A cuantas mujeres, nos encantaría ser llamada virtuosa? Probablemente a todas. Sin embargo, el versículo 10 dice: “Mujer virtuosa, ¿Quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas”.
Estamos llamadas a hacer el bien, pero además a sobrepasar a todas aquellas mujeres que han hecho el bien. Dice la última parte del capítulo 31 de Proverbios: “Engañosa es la gracia y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, ésa será alabada. Dadle del fruto de sus manos, y alábenla en las puertas sus hechos”.
Mi anhelo es que mis hechos sean dignos del Dios vivo, pero también de ese hombre especial que el Todopoderoso tiene para mí. Y si me preguntan que le puedo ofrecer a ese hombre, con gran certeza puedo decir lo siguiente:
Desde mi ser le ofrezco un amor entregado y compartido. Un amor puro y sincero. Un corazón dispuesto para amar y ser amado. Un abrazo tibio en los momentos de tormentas, como prueba de que estoy ahí acompañándole fielmente.
Le ofrezco una sonrisa al despertar, una palabra de amor al cerrar nuestros ojos. Mi mano al caminar juntos en aras de construir y materializar nuestros sueños y proyectos. Ser su soporte en los momentos de dificultad, y su alegría en aquellos de gozo y felicidad.
Le ofrezco mi apoyo incondicional y un hogar donde reine el amor, la comprensión, el respeto y la confianza. Y sobretodo los principios cristianos, sustentados en el amor a Cristo, quien nos guarda, nos esfuerza y bendice, porque su bondad es infinita.
Hoy, uno de mis sueños es ser esa mujer virtuosa, y sé que el Señor me está preparando para que así sea, tendré el mejor es esposo y él la mejor esposa, en el nombre de Jesús.
A ti mujer, te invito a que ofrezcas lo mejor de ti, porque hay una gran recompensa cuando agradamos y cumplimos los mandamientos de Dios. Decide hoy ser esa mujer virtuosa, y el Señor te bendecirá con un gran hombre.
Dios bendiga.
CG
Pd: Querida amiga Pachy, aquí tu respuesta :D
3 comentarios:
me dejaste sin palabras....hermoso
mas que princesa.. quemejor que hallar a alguien que te valore y aprecie...
y a veces olvidamos ese precepto tan importante
besos
Preciosa te tengo un premio..date una vuelta por mi blog.. excelente inicio de semana..
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